En Esa luz que nos quema hay un elemento decisivo para la afirmación de la voz poética de Millares Sall: la memoria.
«Es una escritura que "se hace al mismo tiempo que se busca y la palabra se va imbricando a medida que el tema va tomando cuerpo [?] Poema que no explica. Sólo habla sugestivamente de aquello que lo envuelve [?] Nos encontramos ante la respiración de la palabra?, así dice nuestro autor. Nada extraño, en consecuencia, que se produzca un salto hacia la mayor sobriedad expresiva, hacia una exigencia de pensamiento, hacia una reducción esencial del poema, como se observa ?sobre todo? en las series sucesivas de los últimos cinco años: ?Ahora escribo como quiero. Sin tener que atender a temas que sean convenientes y mucho menos a formas que atraigan a un público lector?, palabra de José María Millares, una vez más ante su rabiosa libertad; lo que no supone volver la espalda a ?lo más profundo de la oscuridad?, pues de ella ?nace siempre ?sigue siendo su palabra? esa luz que nos da conciencia de lo que somos y queremos, de la nada que tocamos con la escritura [?] la nada que somos, que escribimos para ser?.»
Jorge Rodríguez Padrón
Calidoscopio
El poeta, compositor y dibujante José María Millares Sall nació en Las Palmas en 1921, y su vida ha transcurrido entre Gran Canaria y Madrid. Participó tempranamente en la combativa Antología cercada, primera manifestación colectiva de poesía social en la posguerra española, y fundó las míticas Planas de Poesía (1949-1951), canceladas por la actuación policial, que le supuso detención, tortura y cárcel. Con títulos tan memorables como Liverpool, Manifestación de la paz o Ritmos alucinantes, su extenso itinerario creador, de una versatilidad y fecundidad inusitadas, toca innumerables cuerdas ?existencial y humanista, lúdica y satírica, clasicista y onírica? y ha merecido en 2009 el prestigioso Premio Canarias de Literatura. El poemario Esa luz que nos quema antologa piezas inéditas de su etapa de madurez, tal vez la más hipnótica, visionaria y libre.