Un informante anónimo de voz escalofriante
llama a una reserva natural de Los Ángeles para darles un mensaje: «malas
noticias... enterradas en vuestra marisma». El voluntario que atiende la llamada lo
toma a broma, pero nadie le encuentra la gracia
cuando aparece el cuerpo de una mujer en
la marisma. Tras exhumar los huesos de otras víctimas, el agente de homicidios
Milo Sturgis comprende que la ciudad se enfrenta a un temible asesino en serie.
Para atraparlo, lo primero que hará será llamar al psicólogo Alex Delaware.
Todas las víctimas son prostitutas, excepto la última, Selena Bass, una joven y
brillante pianista de la costa este que daba clases de música al niño prodigio
de una familia adinerada. Casualmente -o tal vez no tanto- los acaudalados
patrones de Selena han salido de viaje, y el nerviosismo del administrador de
la finca levanta sospechas. Pero el instinto de Milo y la perspicacia de Alex
son muy finos para aceptar la respuesta más sencilla, y su investigación irá
dando paso a nuevas e inquietantes hipótesis -sobre las víctimas y los
sospechosos- a medida que se adentran en las tenebrosas y enigmáticas profundidades de la marisma.
Los escabrosos pormenores de los crímenes parecen indicar
que se trata de un diabólico asesino en serie, pero un nuevo asesinato
desbarata la primera hipótesis de Alex y Milo, y les obliga a barajar una
posibilidad aún más siniestra.
En Bones, novela llamada a convertirse en otro de sus clásicos,
Kellerman desnuda poco a poco la psique de sus personajes para desvelar las
sombras que abrigan en su interior.