Gálvez, periodista en el paro, recibe una peculiar oferta laboral: promocionar de un proyecto llamado Nueva
Atapuerca, una suerte de parque temático prehistórico, con figurantes ataviados de cavernícolas incluidos. El negocio
es más bien turbio y Gálvez no tarda en quedarse sin trabajo. Y, lo que es peor, al intentar cobrar el dinero que le
deben, se verá envuelto en una aventura en la que descubrirá un cadáver torturado con saña, sospechará que la mafia
rusa le pisa los talones, deberá ocultarse en un club de intercambio de parejas y, lo que es peor, pedirle ayuda a su
ex mujer.