Nick Corey es un sheriff aparentemente pusilánime, sin muchas luces y de gustos nada refinados. Su máxima
es que solo se detiene a alguien cuando no hay más remedio pero siempre y cuando sea un don nadie. Consciente de sus
limitaciones y de que nadie le toma en serio, comprende que el puesto de sheriff es lo mejor que le puede pasar en la
vida. Así que cuando su cargo se somete a reelección, se propone defenderlo a cualquier precio. Sin límites y sin
escrúpulos. En su paranoia, Corey llega a creerse elegido para limpiar el lugar de escoria y desplegará un inaudito
rosario de insidias, felonías y fríos asesinatos que pondrán patas arriba a la deprimida comunidad de Potts County y a
sus 1.280 habitantes.