Mini, el pequeño dinosaurio, tiene muchas ganas de tener una mascota. Le encantaría hacerse con un pequeño reptil volador o con un bronto chiquitín. Incluso se conformaría con un pez prehistórico. Pero sus padres no creen que él pueda ocuparse de una mascota sin ayuda. «¡Os lo voy a demostrar!», dice Mini convencido y, enseguida, trama un plan: se ofrece para cuidar animales. Cuando al día siguiente aparecen los primeros clientes ante su puerta, Mini traga saliva… Buf, ¡la que se le viene encima!