La dictadura franquista, su consecuente falta de libertades y la férrea censura, visible e invisible, existente impidió que estas memorias de un «gato». Itinerario de una vida apacible que pudo ser trágica fueran publicadas en el momento en que fueron redactadas, a lo largo de los años cincuenta del siglo pasado, como hubiera sido el deseo de su autor. Estas páginas memorialistas, que ahora ven la luz por primera vez, son un ameno testimonio de época, la que comprende los últimos años del siglo xix hasta casi la proclamación de la Segunda República, en donde se narran gran cantidad de anécdotas y sucedidos y aparecen retratados conocidos personajes del mundo político, intelectual y artístico, cuya amistad frecuentó un inquieto Diego San José, «mixtificador literario muy hábil», como le describiera Federico Carlos Sainz de Robles, de vida apacible, amigo de sus amigos, querido hasta en sus peores trances vitales, que le llevaron a las puertas de la muerte. Estas Memorias vienen a sumarse a otras de autores coetáneos suyos en esa rica y fecunda «Edad de Plata» literaria.
Diego San José (Madrid, 1884-Redondela, Pontevedra, 1962). Escritor y periodista, sus colaboraciones se pueden leer en infinidad de diarios y revistas. Su producción narrativa es muy extensa y comprende más de cien títulos. Participó en casi todas las colecciones de novela corta, que tanto éxito alcanzaron en el primer tercio del siglo XX. No han de caer en olvido sus refundiciones y representaciones de las obras clásicas, con las que obtuvo notable éxito. Como poeta, fue un experto sonetista y muchos de sus versos, publicados en diferentes medios, serían luego recogidos en libro. Recién finalizada la Guerra Civil, fue llevado, por su republicanismo, ante el Juzgado Especial de Prensa. Sometido a un Consejo de Guerra, fue condenado a muerte, pena que le sería conmutada. Tras pasar recluido cinco años en diferentes cárceles, experiencia que narró magistralmente en De cárcel en cárcel, libro recientemente reeditado por Renacimiento, salió en libertad condicional en enero de 1944. Los últimos años de su vida los pasó en la villa pontevedresa de Redondela, donde falleció el 10 de noviembre de 1962.