A Peter Handke, es bien sabido, le gusta caminar en soledad, recorriendo los rincones que no figuran en los mapas. Y sin embargo, es posible caminar junto a él de la mano de los personajes-narradores de sus obras: el deambular de ellos es el de Handke, y el del escritor es, por qué no, el de todos nosotros. Miguel Ángel Ortiz Albero rastrea los textos del Premio Nobel de Literatura, paseando literariamente con él para desvelarnos cómo el caminar transforma el mundo en narración, en cuento. Para ello es necesario moverse en el lugar y en el tiempo oportuno, y con la luz adecuada. Una escucha precisa e insistente, una mirada expectante y paciente, un sentir como rastrear, un saber del asombro y del temblor de la tierra, todas ellas son las experiencias de las que viene, sin más, lo poético.