Infancia esteparia, sueño californiano, Buffalo Springfield, Crosby y sus colegas, Crazy Horse? Ácidos, copas, escándalos, mujeres, acordes inextinguibles, desacuerdos? Regresos, vueltas y revueltas? Ésas son las claridades, ¿pero qué hay detrás o debajo de las sombras? Neil Young es una leyenda en ejercicio, una figura insoslayable del canon roquero desde los ya lejanos sesenta y además un enigma. Al menos hasta ahora. Porque el muy esquivo sujeto, aquejado tal vez de una brusca simpatía, decidió cierta mañana mostrarnos el sanctasanctórum de sus recuerdos e intimidades. Ese improbable experimento confesional es este libro: una voz cantante escrita de puño y letra (no hay fantasmas por medio) que nos presenta el calidoscópico panorama de una vida y una música ejecutadas hasta la médula, que nos conduce desde las nieves de Ontario a los edenes hawaianos pasando por las calles alucinadas de Los Ángeles en los albores de la gran turbulencia. Estamos, pues, ante el «relato definitivo» (tópico por una vez justificado) de un viaje obstinadamente inenarrable o, como afirma un crítico sin duda perspicaz, ante «la historia del rocanrol abierta en canal, en primera persona y en presente de indicativo».