Cuando una medianoche el Charolito camina por las calles de un Madrid chulesco y da con un coche descapotable servido para sus oficios, no duda, monta en él, ajusta el cableado, enciende el motor y se larga, y por sus venas correrá la excitación de la aventura. Así comienza esta historia, con un robo, y con el Charolito llegando a un poblado más allá de la Emecuarenta, luego de acelerar al fondo, girando en las esquinas y curvas con temeridad, como conduce su propia vida, para intentar negociar la presa. Dará con un antiguo amor que fue su perdición y se encontrará con una futura pasión que será su condena.
Sed de champán es la historia del Charolito, una historia del vertiginoso descenso a las tinieblas de los impulsos, de las pasiones, de la violencia. Narrada con un ritmo desasosegante por un testigo de los hechos, el entramado será un tejido de encuentros y desencuentros, chivatazos y traiciones, delincuencia y prostitución en los bajos y altos fondos de un Madrid envilecido y vibrante de nocturnidad, drogas, humo, alcohol y sexo, del que Charolito no podrá librarse como si se tratase de un héroe griego ante el destino. Así, se enredará entre las piernas de algunas amantes y entre los negocios de mafiosos de baja monta, procurándose la venganza del narco argentino Flaco Pimienta y sus gandules matones. Charolito enfrentará su destino armado con una navaja suiza porque no le gustan las pistolas, hacen mucho ruido.