En Valencia, el cuerpo de Francisco Rovira, viejo y combativo librero, es sacado de su establecimiento en llamas con escasos signos de vida. Su amigo Dionisio Muñoz, irónico, humorístico e inconformista distribuidor de libros, que pretende vender obras valiosas al margen de las de consumo, presencia la escena. Pronto aparecen señales de que el incendio pudo ser provocado: un amenazante grafiti ultra; el recuerdo de un integrista musulmán colérico porque un libro con un dibujo del Corán se exhibía en su escaparate, el extraño comportamiento de un heredero drogadicto.
E inesperadamente, en el curso de la indagación emprendida por Muñoz, aparece la misteriosa e impredecible Ariadna, sobrina de Rovira, pintora contra corriente y ex militante de extrema izquierda, que provoca el resurgimiento de un antiguo y ahora quizá posible amor, varias veces postergado. Un amor entre cuyos complejos matices se debate el contradictorio Dionisio, con una casi feliz vida familiar, pero inmerso en un extraño laberinto de sensaciones.