«Lo más perturbador de ver morir a alguien no es el sufrimiento, ni la tristeza, ni la ausencia, sino asumir que todo lo que nos rodea puede derrumbarse en cualquier momento. Es entonces cuando se evaporan las certezas y desaparecen los anclajes, dejando al descubierto el espejismo en que vivíamos. » Asumo, ensimismado, que la vida no regala contemplaciones a nadie, resuenan las voces de varias personas, alargando conversaciones frívolas. Supongo que han decidido quedarse hasta el final, soslayando lo inevitable y atenuando lo que no tiene remedio: que nos quedemos solos frente al dolor». Óscar tiene cuarenta años, un matrimonio roto y una madre que se muere. Periodista de éxito, ha construido su vida sobre la seguridad y las certezas. Cuando todo su presente se derrumba, regresa el pasado para darle palabras a lo que nunca se dijo. Las complicadas relaciones familiares de una familia burguesa de Barcelona regresan a su memoria años después para confirmar que es el amor lo que nos salva y que los recuerdos sobre los que se construye una biografía son tan frágiles como la propia vida. Oriol