Era enero de 1959, pleno invierno ruso, cuando un grupo de montañeros emprendió un trekking en los Urales. Diez días después de la partida montaron el campamento para pasar la noche. Pero un suceso desconocido, sin duda terrorífico, hizo huir a los jóvenes en medio de un frío glacial. Semanas después el equipo de rescate encontró los cuerpos sin vida de los 9 montañeros, dispersos y alejados más de 1 kg de las tiendas, a medio vestir, algunos boca abajo, otros acurrucados, abrazados unos a otros. Todos estaban descalzos.