Con un rigor impecable y un tono ameno y accesible, Miguel Sebastián analiza en detalle cada una de las lecciones que hemos aprendido y las que todavía nos quedan pendientes para las próximas pandemias.
Cuando comenzó la pandemia, en aquellos primeros meses del lejano 2020, nadie imaginaba la trascendencia, la duración ni las consecuencias que esta tendría en todo el mundo y en todas las esferas de la vida. Una cuestión que en principio era sanitaria, inevitablemente se acabó convirtiendo también en un fenómeno estadístico, económico y social.
A día de hoy, aún inmersos en la incertidumbre de las nuevas variantes, vacunas, datos y reinfecciones, se siguen poniendo de manifiesto las carencias, debilidades y problemas de coordinación que impidieron una buena gestión de un fenómeno de la magnitud del que hemos vivido, y que con toda seguridad volverá a repetirse. Este libro pretende ser un acercamiento transparente a los datos y una contribución crítica -aunque no pesimista- a la difusión del conocimiento en torno a la crisis de la COVID-19.
«Mi abuelo paterno murió a causa de la gripe de 1918, cuando mi padre apenas tenía seis años. En 1985, a mi madre le hicieron una transfusión sanguínea, y, debido a un error médico imperdonable, se contagió del VIH. Finalmente, mi madre falleció en 1987».
Las pandemias, como las ya mencionadas, nos han acompañado durante la historia. Por eso, es nuestro deber en pleno siglo XXI hacer una reflexión crítica de la gestión de la nueva pandemia que se ha cobrado más de 6 millones de muertos: la de la COVID-19. El objetivo de este libro es tratar de contribuir a que, de cara a las generaciones futuras, hayamos aprendido las lecciones que se derivan de ella y, así, establecer una hoja de ruta para cuando lleguen nuevas pandemias. Porque llegarán y deberíamos estar mejor preparados.
«Del aprendizaje de los errores y de la autocrítica se pueden sacar lecciones que mejorarán nuestra capacidad para hacer frente a un reto como este en el futuro.»