GINZBURG INÉDITA
Un libro icónico de una «maestra en la elección de las palabras» (El País), admirada por Elena Ferrante, Italo Calvino y Rachel Cusk: una mezcla perfecta de ensayo y autobiografía.
Todo lo queNatalia Ginzburg evoca y describe sucede en nosotros como por primera vez, pero perdura para siempre. En Vida imaginaria, quizá su obra menos conocida, pero al mismo tiempo la más versátil y combativa, publicada en 1974 e inédita en castellano, la autora aborda, entre otros asuntos, la condición de la mujer y el feminismo, la infancia y las incertidumbres de la edad adulta o la debilidad de nuestras democracias. También retrata a algunos escritores muy queridos por ella, como Italo Calvino, Elsa Morante o Cesare Pavese, y nos habla de películas y de directores (Fellini, Bergman) cuyo arte supo reconocer desde el principio. Con su discreta contundencia y su voz única, Ginzburg participa, a través de cada uno de estos treinta textos, en la vida de hoy, de un hoy que data de hace medio siglo pero que el lector traslada con naturalidad al aquí y al ahora y a los dilemas estéticos, morales y políticos a los que nos seguimos enfrentando.
La crítica ha dicho:
«Vida imaginaria muestra su soledad, dureza, dulzura, severidad, impulsividad, lucidez. Sus páginas resonarán en la memoria como un amigo al que hemos reencontrado».
Annalena Benini, Il Foglio
«Vida imaginaria podría leerse como una novela o como una autobiografía colectiva y plural».
Maria Rizzarelli, Doppiozero
«Humilde y lúcida, transparente y precisa, una maestra en la elección de las palabras».
Íñigo Domínguez, El País
«El empleo de la primera persona en Natalia es algo más que un recurso narrativo: es la forma de expresar una relación con el mundo, una relación directa, nunca psicologizada, nunca intelectualizada, nunca poetizada. El secreto de la sencillez de Natalia reside aquí».
Italo Calvino, La Stampa
«Natalia Ginzburg, cuando escribe, se muestra segura; no titubea, no retrocede, no necesita aparentar afectación ni artificio. Sus palabras, más que sencillas, son exactas».
Nadia Terranova, Tutto Libri
«Siempre coloquial, llena de acentos emocionales [...] la voz de Ginzburg rompía los moldes, iba directa al corazón del juicio crítico. Ni perífrasis ni elogios formales. Solo lo que su inteligencia dictaba. [...] Sus palabras eran siempre de una luminosa precisión, [...] directas, incisivas como un bisturí».
Giulia Alberico, L’Osservatore Romano
«Qué placer, qué sorpresa el descubrimiento tardío de las obras maestras de Natalia Ginzburg, no solo de ficción, sino también de no ficción».
Pierluigi Battista, Huffington Post
«Este libro la acerca a figuras como Simone Weil o Anna Maria Ortese».
Treccani