Zanahorio se llama así porque es pelirrojo y tiene la piel salpicada de pecas. Pero como todo en su vida, este apodo no es fruto del cariño sino de la humillación a la que lo somete su familia, especialmente la señora Lepic, que reserva a su hijo las peores obligaciones, tergiversa sus palabras, lo castiga sin motivo… El pequeño crece aprendiendo a sortear las vejaciones, a callar y aguantar… y a ser más listo que los demás. Pero la capacidad de supervivencia del niño y sus deliciosas aventuras nos ofrecen también una enorme lección de vida. ¡Un gran relato, profundo y conmovedor!