Un perro vagabundea por un pueblo del sur de España. Está lastimado y famélico. Camila se encuentra igual de perdida y dañada que él. Es argentina, tiene treinta y ocho años y acaba de abandonar su ciudad de origen, familia, trabajo, amigos y medicación psiquiátrica.
Su huida la lleva a refugiarse en el pueblo andaluz donde se cruzará con el perro. Aunque a ella no le gustan los animales, decide ayudarlo: el perro tiene una herida infectada que requiere de cuidados y reposo.
No sabemos qué fantasmas acompañan a Camila en su nueva vida en España, lo que sí sabemos es que no le permitirán establecer vínculos afectivos con las personas que allí encuentra. Solo la necesidad de ayuda del perro parece hacer mella en la coraza que trae de Buenos Aires.
Esta es también la historia del perro, contada desde su perspectiva. Sentiremos su hambre, su soledad, su anhelo de calor humano. Y lo mejor: a través de él disfrutaremos de las cosas más sencillas, aquellas por las que merece la pena vivir.