En una época que fomenta nuevas terapias, diagnósticos y técnicas del sí fundadas en principios de eficiencia para atacar el dolor existencial o incluso negarlo, la pregunta por lo anímico resulta tan milenaria como urgente. El ánimo colectivo y la pregunta por lo anímico en cada vida articulan problemas políticos, filosóficos y estéticos de primer orden.
En este contexto de hiperactividad, Hugo Mujica vuelve a la obra de Heidegger en busca de herramientas para una filosofía de la espera. El libro nos templa desde el aburrimiento a la angustia y de esta a la nada, a la serenidad y e l desapego de quien ya abrazó su finitud.