Una noche muy fría, en la casita blanca, mamá osa y Sam leyeron su cuento favorito. La mamá le dio un beso, lo arropó, pero de pronto, escuchó una tosecita inesperada.
¡Sam estaba malito! Mamá osa corrió a buscar el jarabe, pero el pequeño se negó a tomarlo. Excusa tras excusa, intento tras intento, la medicina siguió flotando en la cuchara. Hasta que mamá osa, vio a través de la ventana que pronto iba a nevar. Y entonces se le ocurrió una gran idea…
Otra historia supertierna de estos osos adorables, que conseguirá combatir el rechazo de los niños a tomar cualquier medicina, convertirá a los temerosos acatarrados en valientes y será más balsámica que cualquier infusión con miel y más curativa que el mejor jarabe.