La persona que eres, tu carácter, tu felicidad, cómo te relacionas… todo está condicionado por el niño que un día fuiste y las corazas que construiste. Una propuesta para reconectar con tu verdadera esenciay aprender a amar(te) mejor.
A todos se nos ha roto alguna vez el corazón. En algún momento de nuestra existencia hemos osado abrirlo e inundarnos de amor: del que emana de dentro y del que, inevitablemente por nuestra naturaleza mamífera, esperamos recibir de afuera. Venimos al mundo esperando sentir la maravilla de estar llenas, completas e integradas. Creemos que la danza entre lo que somos y cómo nos reciben es lo que merecemos por el hecho de existir.
Y así aprendemos lo que es amar. No pensamos. No decidimos. SOMOS. Y en este despliegue de dignidad interna nos encontramos con el mundo que nos espera en el estado ingrávido.
Nuestra historia está ahí para facilitarnos la comprensión de quiénes somos. Es el tejido que nos viste y nos arropa. A veces puede que nos ahogue y nos asfixie; otras que se quede corto o sea demasiado fino. La clave está en saber identificar aquello que no encaja con nuestro momento presente y tener recursos para moldearlo según necesitemos. Espero —y deseo—que estas páginas te brinden comprensión sobre tu historia y tus recursos.