Val y Julie solo quieren lo mejor para sus hijos, David y Sophie. De modo que, cuando David llega un día a casa preguntando por un piloto, un nuevo implante cerebral que podría ayudarle con los estudios, ellas acceden a regañadientes. Al fin y al cabo, estos avances son el futuro. Las consecuencias se hacen notar enseguida tanto para su familia como para el conjunto de la sociedad: consigue un piloto o te quedarás rezagado.