¿Por qué los presupuestos de todos los Estados de este planeta no se sufragan con impuestos sino con deuda, independientemente de que tengan superávit en sus cuentas? ¿Desde cuándo se decidió imponer la deuda pública a los ciudadanos, a los que se les obliga a avalarla con sus impuestos, además de pagar sus intereses?
Para poder responder a esas preguntas les propongo repasar los datos más relevantes de la historia económica reciente, a partir del siglo XVII, así como la transcendencia que ha tenido el dinero desde entonces -el bien público por antonomasia-. Por medio del dinero, descubriremos como su multiplicación, bien por su impresión, o bien creando préstamos sin él, ha supuesto el mayor latrocinio en la historia de la humanidad. La deuda y la multiplicación del dinero, han cercenado la libertad de las personas hasta reducirlas a un estado de «servidumbre no aparente». No por casualidad el primer registro que se conoce de la palabra libertad aparece en el sumerio ama-gi, cuyo significado es «remisión de la deuda».