Un retrato del París de los años veinte a través de los ojos de una madre y su hija. La novela más autobiográfica de la autora de Suite francesa.
En julio de 1928, la revista literaria francesa Les Oeuvres Libres publicó una novela breve de «Pierre Nérey»; se trataba de La enemiga, de una joven y aún desconocida Irène Némirovsky. El pseudónimo era un anagrama de su nombre (Nérey-Yrène), y la obra, un texto con un marcado fondo autobiográfico de una escritora que se haría conocida apenas un año después con David Golder y alcanzaría la gloria literaria póstumamente con Suite francesa.
La trama empieza en París, en 1919. Gabri, de once años, y su hermanita Michette, de seis, pasan la mayor parte del tiempo solas en el apartamento familiar. El padre, Léon Bragance, aún no ha vuelto de la guerra, y la madre, Francine, vanidosa y cruel, vive más pendiente de sus devaneos mundanos que del cuidado de sus hijas. A menudo incluso se olvida de ellas, hasta que un buen día la pequeña Michette sufre un terrible accidente. Gabri nunca perdonará a su madre, y el odio hacia ella la acompañará durante años, hasta bien entrada la adolescencia. ¿Serán capaces madre e hija de hablarse con franqueza? ¿Llegarán con el tiempo a quererse un poco? ¿Encontrará Gabri el amor?
Con el París de los locos años veinte como marco, La enemiga no es sólo una historia conmovedora sobre la ausencia de los padres y las vicisitudes de una niña enfrentada a la muerte y a la soledad a una edad muy temprana, sino también el retrato de una sociedad ejecutado por la ácida pluma de una escritora emblemática del período de entreguerras.
La crítica ha dicho:
«Toda la atmósfera eléctrica de los años locos está contenida en este libro, en el que aflora la vida de Irène Némirovsky con toda su intensidad.»
Libération
«Una novela que no ha perdido nada de su agudeza ni de su mordacidad psicológica.»
La Cause Littéraire
«Desde las primeras páginas, la autora muestra su don deslumbrante para esbozar la época, las personas y los sentimientos en unas cuantas frases incisivas y afiladas.»
L'Express