Cuando una sociedad está en crisis, las maneras de ser de los adolescentes aparecen a menudo como lo más avanzado de los cuestionamientos de esa sociedad. El adolescente puede convertirse en el lugar de referencia de una cuestión histórica: la del encuentro factual entre pasado y futuro, entre herencia y devenir. Hannah Arendt lo había ya señalado: en cada generación, la manera que tiene la sociedad de tener en cuenta el elemento de novedad se revela en la acogida que reserva a la adolescencia. La clínica psicoanalítica con los adolescentes demuestra que el movimiento inherente al fenómeno de la adolescencia no es más que sexual y pulsional. A su vez, interroga, a partir de la relación con la lengua común, cómo debe encontrar cada uno su lugar en un discurso que haga vínculo social.
¿Cómo puede el sujeto adolescente traducir el excedente de sensualidad que irrumpe en su cuerpo y que puede desencadenar ese sufrimiento bizarro evocado por Rimbaud? ¿Cómo abordar el desconcierto que experimenta al encontrarse exiliado de su territorio de infancia? ¿Qué precio deberá pagar el adolescente por franquear esta etapa de riesgos? ¿De qué margen de maniobra dispone? ¿Arriesgará toda su vida, la verdadera vida, o sabrá consentir al sacrificio de una parte del goce que está ahí en juego? Sin aportar respuestas formateadas, este libro propone apoyarse en una implicación del psicoanalista, y junto al esclarecimiento de otras disciplinas, para no tratar la cuestión de los adolescentes por fuera de la manera como cada uno cree encontrar una lengua.