Los primeros años del siglo xxi han puesto en evidencia las cada vez más acusadas desigualdades entre culturas, ante la mirada atónita de unos y la ceguera voluntaria de otros. Las guerras, el hambre y la lucha por la supervivencia son la otra cara de la moneda de un Occidente que se muestra triunfante. El pasado de los países oprimidos es una «memoria herida», pero ha llegado el momento de que todos ellos recuperen el protagonismo que tienen por derecho propio.
En El odio a Occidente, Jean Ziegler reflexiona con gran lucidez sobre las culturas olvidadas de los pueblos del Sur, pone sobre la mesa los problemas de desarrollo económico y de derechos humanos de que son víctimas y, más allá de señalar a los culpables y responsabilizar al sistema capitalista, plantea algunas soluciones que ponen de manifiesto que, para ser libres, los pueblos del Sur necesitan recuperar su identidad y su memoria.
«¿Dónde reside nuestra esperanza? En la construcción, por parte de los pueblos del Sur, de naciones soberanas, pluriétnicas, democráticas, dueñas de las riquezas de sus subsuelos y de sus tierras, que vivan bajo el imperio del derecho y sean capaces de negociar en el futuro de igual a igual con las potencias occidentales.»