Muchas personas dan por supuesto que un buen comunicador posee un talento especial para hablar y escuchar a los demás; una especie de don que no se puede aprender o mejorar. La realidad es que la capacidad de comunicación se desarrolla mediante el esfuerzo y la práctica, y aprender a comprender a los demás y a comunicar nuestras ideas con claridad puede mejorar todas las facetas de nuestra vida.
Una guía práctica que nos ayuda a cultivar unas mejores relaciones con amigos, familiares, colegas y también con nuestra pareja. Y, al propio tiempo, nos permite descubrir nuevas capacidades que nos ayudarán a comunicar nuestras ideas de manera más eficaz y a ser un oyente más atento.