El Tesoro es una fábula está destinada a convertirse en un clásico, en una lección de vida. El mensaje es profundo y revelador: las pequeñas acciones, la compasión, el valor de los sueños, la amabilidad y el perdón pueden ser unas fuerzas poderosas que transformen el mundo y nos ofrezcan una nueva manera de vivir.
Ambientada en un tiempo y lugar míticos, El Tesoro nos adentra en sus páginas presenciando la brutal paliza de un padre a su hijo en un mercado. El niño ha cometido un error que le ha costado dinero su progenitor. Joshua, el pastor de ovejas que está presenciando la escena sabe que lo que está pasando es algo común en casi todas las familias. Sin embargo, se pregunta si hay alguna otra manera de vivir que no se base en la violencia y el rencor.
Guiado por un sueño muy vívido, el pastor Joshua emprende un viaje para encontrar una cueva, donde se halla el tesoro para encontrar un ‘nuevo camino’. El pastor, acompañado por Elizabeth, una ex esclava que irradia bondad y generosidad, y David, el niño apaleado al que Elizabeth adoptará, recorrerá valles, bosques y montañas, guiado por un antiguo mapa. Los viajeros no cejarán ante su camino, a pesar de los infortunios con los que se toparán, motivados por la predicción del abuelo de Elizabeth, que, moribundo, anunció que un nuevo mundo se descubriría si la humanidad emprendía el ‘nuevo camino’.
A medida que Joshua, Elizabeth y David hacen camino, se irán encontrando extraordinarios personajes de los que podrán aprender valiosas enseñanzas, sobre todo de tres personajes: el contador de historias, el ciego, y el extraño. Aunque no todas las experiencias serán positivas, servirán para que Joshua, Elizabeth y David encuentren su destino. Cuando alcanzan la cueva, Joshua tendrá que pasar una prueba muy dura. Sin embargo, los caminantes descubrirán una verdad muy importante: a veces, el tesoro que estamos buscando, ha estado siempre en nuestro interior. Este es el principio de la Ley de la Sustitución.